Al igual que las navidades, la nochevieja de este año promete ser inolvidable…
Inolvidable porque cambiaré las uvas del 31 por las uvas del 30. Comérmelas me las como. Cambiaré la San Silvestre por una carrera (siempre se nos hace tarde) por la Terminal internacional del Aeropuerto de Sidney, y los canapés por una cena de comida precocinada. Inolvidable porque cambio el sofa de casa por un asiento de ventanilla, las campanadas por turbulencias, el smoking de Ramonchu por azafatas de vestidos orientales, y el salón de casa, con Napo hasta arriba de Prozac, por un avión de la Singapour Airlines.
El día 31 a las 10 de la noche se me acaban las vacaciones y vuelo de Sidney a Yakarta con parada en Kuala Lumpur. Así que este es el año en el que no celebro la nochevieja y quizás el que más veces la celebre. Volar de Este a Oeste a media noche, atravesando 4 husos horarios, provocará que, aunque ya me haya comido las uvas una hora antes, otra vez quede poco para las campanadas. Mis últimos minutos del 2007 se convertirán, si no en el día, en la hora de la marmota. Atrapado en el tiempom, sin el “I Got You Babe” de Sony Bono y Cher, la canción que probablemente más suene en una misma película, pero con el iPod a toda pastilla para ponerle música a los cuatro deja vú y las 48 uvas que harán que llegue a Kuala Lumpur en… 2012? y que una vez en Yakarta tenga que evitar a mi yo de 2008, al de la moto en el taller y las cucarachas en la cocina, para no caer en una paradoja.
Sea como sea, en tierra o en el aire, cenando langostinos o desayunando fluzo... Feliz Año a todos.