viernes, 27 de junio de 2008

Today, One Year Ago

Cinco días después de la barbacoa de Purne y dos días antes de las vacaciones oficiales...
De: ddeandres
Para: Grupo C

10 minutos antes de la hora cero. Escher me da un abrazo en la cafetería y me desea suerte. Mi clase es la 301. Espero impaciente en la puerta. Tic-tac, tic-tac.


Tres minutos antes de la hora cero. Atención, Crisis! Llamo a Escher. Les doy la mano al entrar? Ya sabéis la respuesta. Sale mi tutor, Juancho, me pregunta que si he visto su Porsche. David, has visto mi porshce, y me advierte que a los del tribunal les gustan los números. Primer "Mierdas".

Hora cero. Entro. Tribunal 4. Laviña Richi levanta la mirada, me saluda y se frota las manos. Cabrón, pienso. La otra, una siesa de Entorno Jurídico que apenas sonríe, estaría en esos días?. Abro la boca y... comenzamos. Primera broma y, segundo "Mierdas". Ni una risa, ni siquiera mi tutor parece escucharme, cada uno a lo suyo. Laviña sonríe y mira la pantalla. La siesa, que definitivamente está en esos días, no quita quita el ojo al informe ejecutivo, mi tutor bosteza por tercera vez, y yo mientras pensando, qué tratas de decirme Juancho?

Termino y es el turno para la "Ronda de preguntas". Tengo la impresión de estar en un concurso de la tele. Efectivamente, Laviña quiere ver más números. Vete al cifras y letras, pienso. Le enseño dos slides que no responden a su pregunta pero el tío se da por satisfecho. Lo estoy bordando, pienso. Turno de la siesa. Parece drogada, sobredosis de saldeva? quién sabe. Me pregunta que sobre la forma legal que hemos elegido para establecer la tienda? Esta vez sí. Después de dos slides que no venían a cuento encuentro la que busco. Y, por último, trecer "Mierdas". Qué sois... S.A o S.L? Creo que ha sido el pintopintogorgorito más rápido de mi vida. S.A respondo.
Seis horas después de la hora cero. Estoy de vacaciones. Se acabó.

viernes, 20 de junio de 2008

lunes, 16 de junio de 2008

EL Peor Trabajo Del Mundo

Una plantación de café y una vegetación más propia de centro-europa que de Indonesia no hacen presagiar lo que un volcán de los alrededores esconde en su interior. Al este de Java se encuentra el Ijen, uno de los volcanes más activos de la zona, y en su cráter, una de las últimas minas de azufre explotadas a mano que quedan en el planeta.

Llegamos cuando aún es de noche y el amanecer nos deslumbra con un lago del azul más turquesa. Estamos a 2.300 metros y la vista es espectacular. Las nubes cubren cada valle y solo las cimas de innumerables volcanes desafían el horizonte.Durante la subida ya nos habíamos tropezado con un par de porteadores de azufre. Ellos llegan bien pronto para exprimir las horas de luz. Aquí el trabajo se divide en dos, los que pican la base del volcán para extraer las piezas de azufre y los que cargan con ellas.

Ninguno de ellos posé el equipo necesario. No se ven mascarillas ni guantes y en algunos casos ni siquiera botas. Rozaduras y cicatrices al hombro, los porteadores suben cargados por la pared del cráter del volcán, de unos 300 metros de altura. Por él transcurre un sendero estrecho y pedregoso que a mi, y a pesar de llevar las manos vacías, se me hace bastante duro. Los gases se te meten en la garganta y no te dejan respirar, los ojos te escuecen y se te irritan cada vez más. Al final del camino hay un tipo con una gorra azul dentro de una garita que les paga en función de los viajes y los kilos que carguen.
A casi todos los que allí trabajan parece molestarles tu presencia. Pasan a tu lado cabizbajos o te miran de reojo con desconfianza. Otros pocos se paran y te piden algo de dinero. Irremediablemente te deshaces de unas cuantas rupias y lamentablemente crece la sensación de que esa transacción convierte la visita en casi una atracción turística.Dicen que los que allí trabajan no suelen superar los 30 años de edad pero a mi algunos me parecían mucho más viejos. Es el caso de Atromo, uno de los que parecían más mayores. Me contó que él llevaba trabajando en la mina tres años, no es mucho, me dijo, aquel lleva siete y aquel otro más de diez. Cada mañana se levanta a las dos y media para poder llegar al interior del volcán cuando despunta el alba, de este modo puede hacer el trayecto dos veces al día. Mientras hablamos, las piedras de azufre de sus cestas no dejan de hacer ruido, clac-clac-clac, como cuando fríes un huevo. Al final de la jornada le pagan 3 euros, el doble de lo que pagarían si trabajase en la plantación de café.

En apenas 8 horas de camino yo vuelvo a mi vida de siempre, a un trabajo sencillo de 9 a 5, a planear el siguiente fin de semana y a las cervecitas con los amigos, a aquello que tu y yo consideramos normal. Estoy seguro que este viaje no se me olvidará en la vida y, sin embargo, desde el mismo momento que puse un pie fuera de aquella mina supe que el tiempo y la distancia harían perder intensidad al recuerdo. Nuestro mundo es tan diferente que lo que sientes en ese momento se olvida pronto… de otro modo, la conciencia no te dejaría disfrutar de tu vida.Os dejo un vídeo que he encontrado sobre la mina y os dejo unas fotos, como siempre, en la barra de la derecha.

lunes, 9 de junio de 2008

Yo, Traductor

Algunas claves para entender el bahasa indonesia que explican cómo he podido participar en la elaboración de un diccionario.
  • Los verbos indonesios no se conjugan y tampoco tienen tiempos (hacer, es siempre hacer, aunque ya lo hayas hecho)
  • El verbo ser no se utiliza (yo mala leche)
  • El plural se hace repitiendo dos veces la misma palabra (huevos con patatas= huevo huevo con patata-patata)
  • No existen artículos definidos y por tanto no hay géneros
  • Los adjetivos posesivos tampoco existen, basta con poner el pronombre personal detrás del sujeto por lo que a veces las traducciones se convierten en peleas entre niños (tu mierda = mierda tu)
Y eso, que en esta vida hay que hacer de todo.

jueves, 5 de junio de 2008

Bangkok, el Color de los Contrastes

Los astros se juntaron el pasado fin de semana y las circunstancias propiciaron que por fin me decidiera a cruzar el estrecho de Malaca y el Golfo de Tailandia para visitar la ciudad de las incongruencia, Bangkok. Por un lado, tengo a mi padre de visita que, cual crédito CESCE, financia viajes, compras y comidas por igual. Por el otro, y hasta que no se resuelva "la crisis de los pasaportes”, el pasado fin de semana era mi última oportunidad para abandonar Indonesia.

Si tuviera que elegir un color para Bangkok me quedaría con el blanco. No por limpia y mucho menos por pura o inmaculada (ejem!). Tampoco por el blanco de sus pelotas de ping-pong (ejem! ejem!). Elegiría el blanco porque en el colegio me enseñaron que éste es la resulta de mezclar todos y cada uno de los colores del arco iris. Sí, Bangkok es multicolor que no albina, y está pintada a fuerza de brochazos, destellos, chispazos y finas pinceladas.Cual anuncio de Sony pero sin las pirámides, la capital tailandesa está teñida de rojos, verdes y amarillos e iluminada por la brillantez de innumerables templos y cientos de Tuk-Tuks. Al estilo Ronda de Toledo cada calle se convierte en un mercado improvisado lleno de traperos y telares micolor. El naranja monacal y el dorado de sus campanas parecen subir aún más las ya de por sí sofocantes temperaturas. Porque Bangkok es sinónimo de calor y equivalente a sudor, tanto que nadie podría excusar aquí sus kilos de más alegando retención de líquidos.

Los Bangkokianos, Bangkokitas o como quieran llamarse son gente amable y abierta. El país, que no solo vive de fabricar pelotas de fútbol, obtiene gran parte de sus ingresos gracias al turismo (sexuarrl?). Así, al poner un pie fuera del hotel, nos encontramos con un sinfin de personajes que nos saludan en castellano y que continúan en inglés, tratando de convencernos de que fuésemos allí o para que viniésemos acá, a la tienda de su primo o al restaurante de su amigo, bueno-barato-bonito, a ver el buda negro, que al llegar resultó igual de dorado que el resto de budas de la ciudad, o a visitar aquel templo, que queda al lado de un badulaque monísimo oye. Porque el Gran Palacio, ese que todo el mundo quiere visitar, está de ceremonia y no abre hasta la una y media. La cara de tonto te llega al día siguiente cuando te enteras de que el palacio estuvo abierto todo el día y que la tienda a la que fuiste vendía todo el doble de caro que el mercadillo de la puerta del hotel. Asín somos de incautos, oye.

Y por la noche más de lo mismo pero esta vez con faldita y luces rojas. Que si pásate por la whiskería de mi prima, que si te enseño un catálogo y elija a la carta oiga o que te invito a una copa y echa un vistazo en el Lolitás Karaoke.
Porque una aerolínea se empeñó en retrasarnos la ida y, lo nunca visto, adelantarnos la vuelta, poco más puedo decir de esta maravillosa ciudad y de sus encantos ocultos. Si soluciona el tema de los pasaportes, Max, italiano de corazón y documentación, nos ha prometido una escapada para despedir la beca. Si lo cuento, os lo digo.