Llegó la hora de partir y menudo estrés. Bff! después de tres meses sin pegar un palo al agua me encuentro con que mañana me marcho y que aun no tengo teléfono. Que pese a que he probado 999 combinaciones dos vces seguidas, el dichoso candado de la maleta no quiere abrir. Me voy en apenas 24 horas y las tarjetas del Citybank no han llegado, que no sé a que hora salgo porque he perdido el correo con los datos del billete y aun tengo que despedirme de las abuelas y de los padres de mis amigos. Y encima tengo que sacar a la perra.
Me marcho y trato de no pensar en todo lo que dejo atrás. La familia, o mejor dicho, las dos familias. Los amigos y las noches con los tres amigos del Club. Las comidas de mamá y los paseos por Madrid. A mi sobrino (Nicolás o Napoleón, o Nicolás-Napoleón), el primogénito, que aun sin tapón se resiste a nacer y que de momento no conoceré más que en foto. A Napo, que en la foto me ayuda a cerrar la maleta, y a Chimba, que luego me ayudará con el candado. Me marcho dejando a dos abuelas tan confusas como tristes. No entienden por qué un chaval al que no le falta de nada renuncia a todo para marcharse un año a trabajar al otro lado del mundo. Dejo a la pobre de Dorotea con la idea de que me voy a la mili y me compara con mi tio, aquel que hace 40 años se fue al Sidi Ifni a pegarse de tiros con los moros, y que se alegra cada vez que la recuerdo que me voy a la playa, a hacer el amor y no la guerra. Me voy sin ver mi piso, ese que alguien (ejem!) deberá de pagar mientras estoy lejos...
Pero bueno, ya tendré tiempo de echar de menos todo eso. De momento me conformo con pensar sobre lo que me espera.
Me marcho con mi maleta llena de camisetas y mi eterna mochila roja. Mis zurroncillos y la música de mi iPod. Me voy con mi pasaporte diplomático en el que Su Majestad el Rey ordena a las autoridades civiles y militares me dejen transitar libremente y no me pongan impedimento alguno en mis viajes; antes bien, le den todo el favor y ayuda que necesitare por convenir así al bien del servicio nacional. Me llevo una guía de Bali que prometo explorar tan a fondo como hondos están los arrecifes de coral en los que bucearé. Cual Conde Almásy, me marcho con un libro bajo el brazo en el que ya guardo cartas, fotos y bigliettos de tren. No son las historias de Heródoto sino cien hojas en blanco en forma de Moleskine para reflexionar y dibujar, y para (en plan modernito) ir dándole forma a este blog. En fin, que me marcho y lo hago colmado de muestras de amistad y generosidad. Son aquellos que más cerca tengo los que más y mejor se han portado estos últimos días.
A todos, gracias. Nos vemos dentro de poco. Muy poco.
Me marcho y trato de no pensar en todo lo que dejo atrás. La familia, o mejor dicho, las dos familias. Los amigos y las noches con los tres amigos del Club. Las comidas de mamá y los paseos por Madrid. A mi sobrino (Nicolás o Napoleón, o Nicolás-Napoleón), el primogénito, que aun sin tapón se resiste a nacer y que de momento no conoceré más que en foto. A Napo, que en la foto me ayuda a cerrar la maleta, y a Chimba, que luego me ayudará con el candado. Me marcho dejando a dos abuelas tan confusas como tristes. No entienden por qué un chaval al que no le falta de nada renuncia a todo para marcharse un año a trabajar al otro lado del mundo. Dejo a la pobre de Dorotea con la idea de que me voy a la mili y me compara con mi tio, aquel que hace 40 años se fue al Sidi Ifni a pegarse de tiros con los moros, y que se alegra cada vez que la recuerdo que me voy a la playa, a hacer el amor y no la guerra. Me voy sin ver mi piso, ese que alguien (ejem!) deberá de pagar mientras estoy lejos...
Pero bueno, ya tendré tiempo de echar de menos todo eso. De momento me conformo con pensar sobre lo que me espera.
Me marcho con mi maleta llena de camisetas y mi eterna mochila roja. Mis zurroncillos y la música de mi iPod. Me voy con mi pasaporte diplomático en el que Su Majestad el Rey ordena a las autoridades civiles y militares me dejen transitar libremente y no me pongan impedimento alguno en mis viajes; antes bien, le den todo el favor y ayuda que necesitare por convenir así al bien del servicio nacional. Me llevo una guía de Bali que prometo explorar tan a fondo como hondos están los arrecifes de coral en los que bucearé. Cual Conde Almásy, me marcho con un libro bajo el brazo en el que ya guardo cartas, fotos y bigliettos de tren. No son las historias de Heródoto sino cien hojas en blanco en forma de Moleskine para reflexionar y dibujar, y para (en plan modernito) ir dándole forma a este blog. En fin, que me marcho y lo hago colmado de muestras de amistad y generosidad. Son aquellos que más cerca tengo los que más y mejor se han portado estos últimos días.
A todos, gracias. Nos vemos dentro de poco. Muy poco.
7 comentarios:
Chimba: acà en Colombia se usa como sinònimo popular de vagina que raros son ustedes
La foto se sale, lo bien que se lo va a pasar con toda la habitación para ella sola.
David, a ver si muestras fotos....
Hola David, así que estas en Indonesia, que tremenda aventura, y que envia, sana por supuesto.Con tu padre hemos hablado de ti, yo sigo en Chile.
Bueno a ver si publicas fotos y asi viajamos contigo.
Un abraso
Paola
It's time to .....CON LA OLA EN LOS TALONES for president!
Esperando ansiosamente las primeras impresiones de la llegada de un miembro del Fuck Club a Fooooyakarta!
Venga Deivid, no nos hagas esperar más y cuéntanos tus primeras experiencias pblianas!!!
Besos, OPÁ
Chavales, a ver si empezamos a registrarnos para firmar los comentarios... si no lo hacéis, al menos poner el nombre debajo.
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