lunes, 28 de julio de 2008

Un Año Sin Decirle Nada

Hoy, mientras veía una película americana, me he encontrado por sorpresa con unas imágenes de Madrid, la ciudad desde la que hoy hace un año abrí por primera vez las páginas de este blog. Ha sido casi al final y sin previo aviso, un vuelo directo desde Nueva York y de pronto, a escasos centímetros de mi, en la pantalla del ordenador, ahí estaba la Calle Alcalá. Sin excesivo tráfico y con frío de otoño, como a mi me gusta recordarla. La imagen me ha desconcertado y por un momento he tenido la sensación de que era yo quien estaba allí plantado, ensimismado con el espectáculo a la salida de la estación del Banco de España, intentando leer la palabra Metrópolis del edificio que da paso a la Gran Vía, mi rincón favorito.

A lo largo de estos meses he escrito cosas estupendas sobre un montón de sitios, Bangkok, Melbourne, Ubud… mi propia lista de, con permiso de Edu, ciudades invisibles. Lugares fantásticos a los que he tenido la suerte de viajar por esta parte del mundo y en los que he dejado un poquito de mi. Ahora, una película me arranca un párrafo sobre Madrid (mi Madrid! que es tener todo y no tener nada), el lugar donde, no importa ni el desde ni el cuándo, siempre volveré. Pero en realidad esta entrada, la del aniversario, estaba dedicada a otra ciudad, una un poquito menos acogedora y un poquito más caótica. Una ciudad que uno nunca podría imaginar con frío en otoño ni con frío en mil años. Pongamos que hablo de… Yakarta.

Pero qué decir de una ciudad a la que mil veces me he referido con vosotros de testigo como “el agujero”. Para empezar puedo decir que a Yakarta vine a vivir y no de visita. Que no vine por trabajo ni por capricho (bueno, quizá por capricho de un tal del Castillo), que lo hice para aprender y para crecer, para entender un poquito mejor este mundo en el que vivimos. Y Yakarta, como profesora, no te decepciona. Aquí he aprendido entre otras cosas a montar en moto, a soportar el calor húmedo, a que no todo sale siempre bien a la primera. Pero sobre lo que más ha hecho hincapié la profe ha sido sobre el carácter alegre de sus gentes. Es verdad que aquí el aire es irrespirable, que apenas hay aceras por las que andar, que solo hay un parque en toda la ciudad y que el tráfico es siempre horrible. Pero Yakarta no son sus edificios ni sus humos. Tampoco los políticos corruptos que la mantienen junto a toda Indonesia hundida en el pozo. No, Yakarta es su gente, sus millones de habitantes, los niños de los semáforos, la gente durmiendo en la calle, los corrillos de hombres sentados en cuclillas, los vendedores de fruta y los conductores de Ojek. La Señora de Correos y los vigilantes de la Embajada, la Pedmantu, los chavales de la pachanga de los miércoles y los empleados de los billares. Gente, gente y más gente a la que le ha tocado vivir aquí, en la otra cara de la moneda. Igual que tu y yo nacimos allí, sin ninguna culpa ninguna, millones de personas, igual de inocentes que nosotros, lo han hecho aquí, sin la mitad de posibilidades y recursos pero con sonrisas el doble de grandes.
Por eso hoy, justo un año después de aquella primera entrada “Yakarta… y eso dónde está?”, quería revelarme contra ese yo que tanto ha renegado de esta ciudad que tan bien me ha tratado. Quizás he madurado o quizás he terminado por abrir los ojos, o a lo mejor es que simplemente me asusta, ahora que el tiempo se acaba, la idea de no corresponderla como se merece y no darle al menos algo a cambio de todo lo que ella me ha dado. Por eso hoy, como homenaje a mi ciudad de acogida y como homenaje a un todo un año de noledigasamimadre, cuelgo unas fotos que he ido sacando durante algún tiempo y que espero que os gusten y os ayuden a comprender por qué de repente le he cogido tanto cariño a esta ciudad.

Mikel es un escritor que ha acabado viviendo en Yakarta, como tantos otros, por amor. Al poco de conocerle me dijo con su acento de vasco bonachón que cualquiera podía escribir algo bueno en esta ciudad, que bastaba con describir a aquel personaje o aquella tienducha para tener algo medianamente bueno. La inspiración te viene simplemente con abrir los ojos, me dijo. Con esto quiero decir que seguramente las fotos no valen nada pero que si os gustan u os aparecen interesantes es gracias a este maravilloso lugar. Yo sólo soy el mensajero. A Yakarta, la ciudad en la que tanto dejo y de la que tantísimo me llevo.

jueves, 24 de julio de 2008

Al Turrón!!!

Increíble pero cierto. Según leo en la noticia, el Grand Prix lleva más de cuatro años en pantalla y goza de una gran popularidad. El programa se emite en Indonesia de lunes a viernes a mediodía, de forma ininterrumpida. Como Los Simpsons, vaya.

Me imagino que a un japonés se le quedará la misma cara de sorpresa al enterarse de la fama que un programa como Takesi´s Castle (Humor Amarillo) despertó en España.

Y lo que me viene a la cabeza es si harán una traducción fiel de los programas o si en cambio doblan las voces e inventarán nombres y personajes como hacíamos nosotros con Humor Amarillo ¿Será Ramonchu el General Tani? ¿habrán inventado algún apodo parecido al del chino cudeiro para personajes que destaquen por su especial torpeza? ¿Existirá la figura de Pepe Livingstone tratando de llevarse a la caravana a las concursantes? ¿y Pinky-winky? ¿habrán puesto nombres tan divertidos a las pruebas como “las zamburguesas”, “el laberinto del chinotauro” o “los cañones de Nakasone”? (…) ¿Saltarán los concursantes al ruedo al grito de “Al turróóóóón!!!”?

Y con lo que realmente me quedo es que al final, indonesios y españoles, no somos tan diferentes.

viernes, 18 de julio de 2008

Swow Me The Money

Hay veces en que uno no tiene nada que contar. A medida que beca y tiempo avanzan a ritmo constante se va haciendo más complicado encontrar situaciones divertidas que te enciendan la bombillita que luego te anima a pararte y escribir. El caso es que llega un momento en que las cosas dejan de llamarte la atención, que te encuentras tan en tu salsa que, claro, terminas por quedarte sin tonterías que contar.

Hace ya unas semanas que apareció esta noticia en El País y con buen ojo decidí guardarla para futuribles momentos de sequía. Sin entrar a valorar semejante gansada os cuento que también no hace mucho tuve que pagar 6 meses de alquiler de casa y que ese fue el momento en que se me encendió la bombillita.

Os explico. La moneda indoensia es la rupia y desde la crisis que afectó al sudeste asiático en la década de los 90 se encuentra fuertemente devaluada. Tanto que al llegar al país uno tiene la impresión de ser inmensamente rico y acaba con la cartera deformada de tanto billete que lleva encima. Os hago una pequeña cesta de precios:

- Entrada de cine: 30.000 IDR
- Precio de saltarte un semáforo: Dependiendo de tu poder de negociación y la mala leche del policía en cuestión, entre 50.000 IDR y 200.000 IDR
- Ron con Cocacola: 70.000 IDR
- Carrera de una hora en taxi: 100.000 IDR
- Hora y media de masaje: 285.000 IDR
- Moto de segunda mano: 7.500.000 IDR
- 6 meses de alquiler: 24.000.000 IDR

La gracia del asunto es que pese a que existen billetes de 100.000 rupias estos son más raros de ver que un billete de 500 euros en España. El billete más grande que te da un cajero es de 50.000 y el máximo que puedes sacar por operación es 1.500.000.

Por eso, el día que tuve que sacar dinero para pagar la casa no dejaba de mirar de un lado para otro, parecía que iba a atracar el banco. Te acercas al cajero, rezas porque tenga todo el dinero que necesitas y comienzas la sangría. Alrededor de media hora es el tiempo que tardas en sacar 24.000.000 de rupias, de comerte 16 Menús de English Language, de retirar 16 fajos de dinero y 16 comprobantes de papel. Te obligan a teclear 16 veces tu número secreto, cuatro dígitos con los que terminarás por soñar. Tal es la cola que montas que la calle acaba por parecerse a un anuncio de la ONCE.

Camino a casa te agarras fuerte a tu mochila, como si fuera tu vida. Una vez allí echas el pestillo, te sientas delante de una mesa bajita y te pasas casi una hora haciendo montoncitos de dinero, con la música a tope y una cerveza que termina por calentarse, en plan película de Tarantino. Cuando llaman a la puerta piensas que ojalá tuvieras una pistola. Toc-Toc-Toc. Es tu casero, el del parecido al chino malo del Equipo A. No habla ni papa de inglés pero tiene unos dedos muy habilidosos y en apenas cinco minutos ha contado todo el dinero y se ha largado. Visto y no visto.Entonces te sientas en el sofá y te quedas con la sensación de que te han desplumado. De que te han estafado. No sabes cuánto cuesta la casa en la que vives pero... Vaya palo me ha dado, piensas, seguro que no vale ni la mitad de lo que se ha llevado el chino. Por suerte esa sensación se pasa enseguida. Con la mente fría vuelves a la realidad y te alegras mucho por vivir en un país tan asquerosamente barato y no tanto de seguir siendo tan pobre como lo has sido siempre.

lunes, 14 de julio de 2008

Kakadu National Park – Visitor Guide

Cómprate dos billetes de avión y prepara el viaje sin demasiada antelación. Escápate de la oficina y llega al aeropuerto con los dedos cruzados. Reza por que te dejen volar.

Una observación superficial a las azafatas bastará para descubrir como la Línea Wallace afecta no solo a la flora sino también a la fauna. Las de aquí todo sonrisas, atractivas y serviciales. Con casi uno noventa de estatura y muslos a lo Roberto Carlos las de allí no son para nada sensuales ni agradables, pero ellas lo intentan. Cambia de avión, de azafatas y de continente, y un Terima Kasih por un Thank´s mate.

Piérdete en una ciudad de cuatro calles y nombre de biólogo inglés. Cómprate una tienda, dos esterillas y una linterna. Consigue dos almohadas por aquello de compensar. Entra en un supermercado y muérdete los labios ¿te acuerdas cómo era la comida de verdad?

Alquila un coche y hazle mil kilómetros. Elige una letra y memoriza mil películas. Haz un curso intensivo de aborigen elemental. Aprende el significado de la palabra Billabong y tuerce el morro al descubrir que Walkabout Creek solo existe en la gran pantalla. Deja que te enseñen cuál es la diferencia entre el Top End y el Outback.Monta la tienda en un camping cualquiera y conviértela en tu hogar. Que no te preocupe llenarte de mierda, ya encontrarás otro con piscina y agua caliente en el que descansar y purgarte. Visita lugares habitados desde hace mucho tiempo y dobla la cabeza para observar grafitis con 20.000 años de antigüedad. Come cocodrilo y cuidate de no atropellar algún canguro despistado. Trata de decir Anbangnag, Nawurlandja y Ngurrunngurrudjba muy rápido y sin reírte.

Mete el coche en el Rally de Australia del Colin Mc Rae (atención resalto!!!) y rompe los bajos en una pista de gravilla. Contrata una excursión de finales abiertos y cataratas de más de 200 metros de altura. Navega por el East Alligator River y conviértete en Cocodrilo Dundee. O en Sue Charlton. Abre los ojos y mira cuántos pájaros ¿es aquello una Anaburra?Al final del viaje recógelo todo y escribe un cartel que diga Free Stuff. Colócalo junto a la tienda, la linterna y las esterillas y regala un sombrero y una gorra. O mejor los dos. Aparca el coche, llena el depósito y quita el celo que sujetaba los bajos. Devuelve las llaves y ruega porque no se note. Apúntalo todo, personajes, frases y risas. Cierra el diario y quédate con la chica.

miércoles, 2 de julio de 2008

Vuelve la Canción Protesta

Ya lo veía venir pero lo cierto es que te quedas un poco frío al recibir la noticia. Hoy nos han comunicado mediante escrito dirigido al Sr. Embajador de España en Indonesia que no procede la expedición de nuevos pasaportes de servicio. Así, sin más.

O lo que es lo mismo, que los cuatro becarios ICEX en Yakarta no podrán salir del país durante los cuatro últimos meses de beca. Que no puedo irme de vacaciones dónde y cuándo me de la gana. Que los días que estaba guardando para visitar Vietnam los tendré que gastar en el mismo país donde vivo y trabajo. Que tengo prohibido entrar en cualquier país de la zona. Que a alguien en Madrid o en Indonesia o váyase usted a saber donde "le parece" que no procede que salgamos a conocer mundo. No le procederá a usted oiga! Eso es realmente lo que dice la carta, que se nos priva del derecho a viajar. Pero claro, nadie tiene los huevos para poner eso por escrito.

Lo más grave del asunto es que el comunicado se reduce a cuatro míseras líneas en las que ni siquiera se molestan en darnos una razón. No procede y vaya usted a saber por qué. A lo mejor alguien no se ha enterado pero señores, el ICEX depende de la Secretaría de Industria y Comercio, yo estoy en la misma trainera remando con ustedes coño, que yo no me he buscado estar en esta situación, que han sido ustedes con su falta de profesionalidad y su mal hacer quienes me han metido en ella!

Quemado el cartucho de la lógica nos queda pedir la devolución de nuestro pasaporte ordinario. Esta segunda opción plantea problemas de visado (no podríamos salir con él de Indonesia porque no tiene sello de entrada) y sobretodo problemas con la Embajada, que por cierto, tampoco parece especialmente interesada en echarnos un cable. Hace unos meses ya le fue denegado a un becario así que está opción no resulta muy esperanzadora.

Sé que la idea de denunciar públicamente la situación en la que nos encontramos o el mismo hecho de escribir sobre ello en un blog no cambiará nada. Seguramente nuestras quejas nunca lleguen a niveles administrativos, pero de momento aquí queda esto, como un precedente de indignación popular por escrito. Bueno, me equivoco en lo de popular y a lo mejor sea ese el problema, que esto no le ocurre a cualquiera, que esto solo le pasa a cuatro becarios pringaos en Yakarta y quién sabe si en breve a otros tres en Seúl, a otros cuatro en Manila…