martes, 26 de febrero de 2008

Pulau para olvidar

Este fin de semana hemos tenido el honor de acoger a 7 becarios de Singapur. Cambiar la que dicen es la ciudad más limpia del mundo en la que no está permitido ni mascar chicle en la calle por Yakarta puede ser un trauma por el que no queríamos hacer pasar a Miss Hafner. Por eso, decidimos ahorrarles el mal trago y contratar un viaje.

Esto es lo que se nos vendieron: un fin de semana en una isla paradisíaca, nadar entre delfines en su migración hacia aguas australes, kilómetros de playa virgen y corales kilométricos.

Un espectador curioso hubiese podido contemplar la siguiente escena… Pulau Tunda, una isla perdida entre Java y Sumatra. Un chaval (el chaval) tirado en el suelo, intentando dormir entre Amir y Alfredo. Entre risas. Entre mosquitos. Entre otras cosas que también picaban. Insonorizado con su iPod (siempre ahí, en lo bueno y en lo malo… hasta que la batería nos separe) del ronroneo salvaje de cientos de mosquitos. Los vaqueros puestos. Un gato, que no para de salpicar pulgas, rascándose a sus pies. Después se rascaría el chaval. Un bebé que llora en la habitación contigua. Cuatro becarios singapurenses que deciden volverse a Yakarta antes de tiempo. Cielo gris y lluvia infinita. La tripa llena de arroz, siempre arroz. Una cara retorcida de tanto apretar para no tener que ir al agujero en el suelo y la palangana con agua a la que llaman baño. Todo en vano, al final no le queda más remedio que ir. Podría seguir con detalles más precisos pero mejor será dejarlo ahí.
Multiplica esto por dos, sábado y domingo, y te sale un fin de semana. Nuestro fin de semana y un viaje con precio cerrado. Igual que al Madrid el domingo, después de cinco meses aquí, a nosotros no deberían marcarnos goles como este.

Hay gente a mi alrededor que está entrando en la fase de “dónde está el botón que me los cargo a todos”, lo que me recuerda que tengo pendiente contaros las diferentes etapas por las que pasa un expat en Indonesia ¿en qué fase está el chaval? Hmm… me lo pienso y os lo cuento, vale?

jueves, 21 de febrero de 2008

Para todo lo demás...

Pizza hawaiana - 90.000 rupias
Entrada en el '36' - 60.000 rupias
Dos botellas de Johnny Walker - 900.000 rupias

Que te masajeen la espalda mientras meas...
Qué país, qué país...

viernes, 8 de febrero de 2008

Jóvenes Indianas

Pese a las inundaciones y pese a las carreteras cortadas, el sábado conseguimos llegar al aeropuerto. Destino, Yogyakarta. La segunda ciudad más grande de Java y centro cultural del país. Objetivo, visitar Borobudur y Prambanan, los dos templos, o cojuntos de, más famosos de toda Indonesia.

Al llegar tropezamos con dos mochileros de verdad. Nada de comer risottos, nada de viajar en Camrys. Como el Ci y yo no somos ni la mitad de sociables que ellos (omitir al Ci de la última frase) hubiésemos preferido darles las buenas tardes y haber continuado a nuestra bola. Más si cabe cuando nos confesaron que habían viajado hasta tierras tan lejanas para iniciarse en la ancestral técnica del Bukkake. El caso es que al final, y como suele pasar en estos casos, acabamos cogiéndoles cariño. Tanto como a dos perrillos descarriados. Que os vaya bonito. De Villaverde y Moratalaz nada menos.

Por la noche llegamos a uno de los templos. Estaba oscuro y no se veía nada. Mierda. Borobudur es el templo budista más grande del mundo. Construido entre los años 750 y 850 de nuestra querida era. Me habían contado que al verlo decepcionaba. “Prambanan no es tan famoso pero es más chulo”. Subimos a Borobudur antes del amanecer. Por unas pocas rupias te dejan verlo antes de que abra al público, cuando la luz es tenue y los turistas se pueden contar con los dedos de una mano. Bueno, con los dedos de las manos y los dedos de los pies y con lo que suma 23. En una base cuadrada de 118 metros de lado se alzan, en 9 pisos de altura, 63 estupas o campanas gigantes. Cada estupa contiene la figura de un buda. Un badajo de dos metros de altura. Olé.
Prambanan se encuentra al otro lado de la ciudad. No se trata de un templo si no de 260 templos. O se trataba, porque un terremoto devastó la zona dejando todo en ruinas. Los más grandes, 3 moles hinduistas dedicadas al dios Shiva, han sido reconstruidos para hacer sombra a Borobudur.
Mi pequeño desvarío me ha llevado a formular la teoría de la sugestión témplica. Cuando quieres que a alguien le guste más Prambanan que Borobudur solo tienes que decirle que este último decepciona. Al llegar, lo verá y formulará la famosa frase de Canete, “decepciona por mis…”, o al menos eso pensé yo. El aplicar la fórmula en sentido inverso funciona exactamente igual. Seguro.

Antes de despedirme. Todo el mundo que venga a verme visitará ambos templos (y es una orden). Asi que perdón por la pseudo-wikientrada, no es el estilo del blog, pero pensé que serviría para ilustrar a mis futuros comensales. Conejillos de indias sobre mis teorías sobre la sugestión (a ti Pranamban, a ti Borobudur), la ciencia os necesita.

lunes, 4 de febrero de 2008

Al agua patos (Yo, periodista?)

El viernes después del trabajo (ejem!) salí a darme un baño. Había quedado pronto con Antonio. A media tarde teníamos que coger un avión. Al recibir su llamada avisando de que no iba a poder llegar a tiempo no lo dudé. Pedí unas bermudas, una toalla y… al agua!

No estoy seguro pero diría que esta piscina tenía más calles que una Olímpica. El agua, por una vez, no tenía la calidez a la que el trópico me tiene (mal) acostumbrado. Lo cristalino era ahora turbio y opaco, y no había rastro de los verdes esmeraldas de las playas balinesas. Sobre mi el cielo de Yakarta. Una nube, negra y perenne, hacía las veces de atardecer soleado… Sí, por fin, después de varias semanas de amagos, han llegado las temidas inundaciones a Yakarta. En realidad no llovió mucho. Fue más la forma en que lo hizo. Fuerte, como si fuese la última vez que iba a llover sobre la tierra. Mi guerra personal por convertirme en un indonesio de pro, me llevó a ponerme de corto y continuar con mi particular proceso de inmersión (cultural) de la que ya os hable hace un par de semanas.

Me tocó compartir alberca con decenas de niños que, como en Madrid cuando nieva, salieron a disfrutar de tan extraordinario acontecimiento. Zambullida para ellos e improvisada sesión fotográfica para mi. El agua lo anegaba todo, especialmente en la calle de la Embajada, donde me llegaba por encima del pecho. Tablas de surf, ruedas de camión o balsas de madera. Cualquier objeto que flotase servía para surcar las calles. Los pocos coches que se aventuraban a pasar dejaban tras de sí, para deleite de los improvisados surfistas, la misma estela y marejada que un fueraborda en alta mar.
La ciudad, de más de diez millones de habitantes, ya caótica de por sí, se paró por completo. El transporte público dejó de funcionar. Hasta el aeropuerto se vio obligado a cerrar. Antonio y yo tuvimos que quedarnos en tierra. Durante el sábado y el domingo apenas ha llovido por lo que, aunque algo más embarrada que de costumbre (gracias e), la ciudad ya ha recobrado su ritmo habitual. Sólo algunas carreteras, como la del aeropuerto, siguen cortadas al tráfico.Durante todo el fin de semana he procurado leer la prensa española en busca de noticias que reflejasen lo que se ha vivido en Yakarta. Después de tres días sólo he encontrado esta. Una noticia del que posiblemente es el peor aspirante a periodista de todos los tiempos. Os paso el enlace y un pantallazo.

Yo periodista (EL PAÍS)
http://www.elpais.com/yoperiodista/articulo/Periodista/Indonesia/Indon
esia/inundaciones/Yakarta/Inundaciones/Yakarta/elpepuyop/20080204
elpyop_7/Ies


domingo, 3 de febrero de 2008

Mamá, quiero ser artista

Este fin de semana han pasado tantas cosas que no sé ni por donde empezar.

Una vez terminada su gira asiática, el Citro ha venido a despedirse y a dar su último concierto a Yakarta. Casi sin quererlo se ha convertido en mi primera visita. Estoy muy contento porque Chip y Chop han sabido comportarse (cosa que no podemos decir de nosotros mismos).

JAYA PUB - 31 enero 2008


En cuanto tenga un rato os cuento, y os canto, más y mejor.