domingo, 7 de octubre de 2007

This is Jakarta… Maaadre mía!

Maaadre mía! Alguien me pegó esa frase recientemente y desde que llegué a Indonesia es casi la único que sale de mi boca. No llevo la cuenta pero la he debido de repetir cerca de un millón de veces. Es la expresión ideal aquí para uno de allí, ya que sirve tanto para lo bueno como para lo malo.
Maaadre mía! Después de cinco días aun no he visto el sol. Yakarta es la segunda ciudad más contaminada del mundo y el aire se hace a veces irrespirable. Hay una capa de mierda-smog que cubre el cielo constantemente y un olor, mezcla de alcantarilla, fritanga y gasolina con plomo (mucho plomo), al que no sé si uno puede llegar a acostumbrarse. Las calles no tienen aceras por lo que no se puede andar si quiera un par de manzanas sin arriesgarse a morir atropellado (cuánto voy a echar de menos andar). El tráfico es… maaadre mía! parece increíble que aun no haya visto un solo accidente. Hay tantas motos y es tal el caos que me río yo de Roma. Aunque a menudo lo hacen por la derecha, marcha atrás y en dirección prohibida, las pocas señales que hay aquí indican que se conduce por la izquierda. Los coches, todos japoneses, no deben de tener intermitentes porque todavía no he visto ninguno y la velocidad no se mide en km/h sino en pitadas por minuto (creo que te multan si no alcanzas las 60 pitadas a la hora).Maaadre mía! Yakarta es una ciudad que no duerme. La gente se pasa el día tirada en la calle sin otra cosa mejor que hacer que dejar pasar el tiempo. Al pasar a su lado, te miran con ojos curiosos y, lejos de avasallarte en busca de una limosna, te saludan e incluso te dedican una sonrisa. Todo el mundo trata al occidental, o bulé como nos llaman por aquí, con un respeto imposible de encontrar en occidente. Me da la sensación de que se comportan como cuando eras pequeño e ibas de visita a casa de esos tíos de su padre que sólo veías una vez cada dos años y no sabías bien cómo actuar. Cuando te diriges a ellos te contestan con una sonrisa tímida y, como cuando eramos niños, se les nota nerviosos. Y... maaadre mía! qué bien voy a vivir. La asignación me va a permitir pasar un año a cuerpo de rey. Puedo cenar en restaurantes a los que en Madrid sólo podría ir con papá y mamá, moverme siempre en takxi, ir a fiestas privadas en casas lujosas o vivir en un apartamento con gimnasio, sauna y piscina.
Bueno, estas son algunas de mis primeras impresionas. En cuanto pueda contaré más y mejor… la oficina, mis compañeros y… maaadre mía! el viaje a Bali del próximo jueves…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

la primera foto parece de la castellana...

DdeAndrés dijo...

Efectivamente, la foto se corresponde con THAMRIN que es el Paseo de la Castellana Yakartino. Que agudo el anónimo!

Anónimo dijo...

Maaaaaaaaaaaaadre mía!!!!!!!