Algunos olores tienen la capacidad de transportarte a lugares en los que hemos estado y a revivir experiencias que una vez vivimos. A veces el percibir un determinado olor te transporta a otro momento, a otro lugar. En mi caso a veces me llevan a los Belenes que hacíamos cada Navidad en el colegio, a la piscina que había al lado de mi casa o a los viajes en el coche de mi padre.
El olor dulce de los cigarrillos de este país lo envuelve todo. Es un aroma tan sui géneris que difícilmente lo podrás oler lejos de aquí. Tan especial que si me tapasen los ojos y me soltasen en cualquier aeropuerto del mundo sabría, al sentirlo, exactamente en qué lugar me encuentro. Tan suave y agradable que al olerlo sabes que has vuelto.
Sabes que has vuelto cuando docenas de taxistas te avasallan a la salida del aeropuerto con su eterno “Mister, Mister…”. Sabes que has vuelto al oír los pitos de los coches que suenan sin cesar y sin necesidad. Sabes que has vuelto cuando un trayecto de 100 kilómetros se convierte en un viaje inolvidable de cuatro horas en el motor de un autobús, rodeado de gente que no para de comer y de niños que no dejan de jugar y de gritar. Porque si algo hay en este país es gente.Sabes que has vuelto cuando ves de nuevo las sonrisas de la gente, grandes y generosas. Sinceras. Las carreteras estrechas de dos direcciones con sus casas y tienduchas a los lados que no terminan nunca. La basura, los plásticos, los desperdicios. Sabes que has vuelto cuando paras tu moto y preguntas por una dirección para arrancar dos explicaciones después aún más perdido. Cuando ves a la gente en las puertas de sus casas sin hacer nada, tirados y medio desnudos, dejando pasar el tiempo. Un día menos para la caja, pensarán mientras ver caer el sol.
Sabes que has vuelto cuando pides una bombilla para la lámpara de tu habitación y la recepcionista del hotel te contesta que no tienen pero que la puedes comprar en Parapat. Señora si para llegar a Parapat tengo que coger un ferry! Sabes que has vuelto cuando encuentras en tu camino a un chico de no más de 30 años que lleva los últimos cuatro viajando. O cuando ves a los turistas paseando de la mano de jovencitas locales.Indonesia es un lugar diferente a todo lo que he visto hasta el momento. Un país ruinoso y áspero, un gigante a la deriva disperso en miles de islas perdidas en cualquier mapa. Disuelto y traicionado, con una identidad nacional más dispar que común y una religión, el Islam, que no es una sino muchas. Indonesia, un lugar primitivo en el que viven cerca de 300 grupos étnicos y se hablan más de 500 lenguas y dialectos diferentes, un país que vive una anormalidad tan grotesca que por su perpetuidad termina por ser simplemente normal. Una tierra hermosa de la que guardaré siempre un magnífico recuerdo.
Sabes que has vuelto cuando docenas de taxistas te avasallan a la salida del aeropuerto con su eterno “Mister, Mister…”. Sabes que has vuelto al oír los pitos de los coches que suenan sin cesar y sin necesidad. Sabes que has vuelto cuando un trayecto de 100 kilómetros se convierte en un viaje inolvidable de cuatro horas en el motor de un autobús, rodeado de gente que no para de comer y de niños que no dejan de jugar y de gritar. Porque si algo hay en este país es gente.Sabes que has vuelto cuando ves de nuevo las sonrisas de la gente, grandes y generosas. Sinceras. Las carreteras estrechas de dos direcciones con sus casas y tienduchas a los lados que no terminan nunca. La basura, los plásticos, los desperdicios. Sabes que has vuelto cuando paras tu moto y preguntas por una dirección para arrancar dos explicaciones después aún más perdido. Cuando ves a la gente en las puertas de sus casas sin hacer nada, tirados y medio desnudos, dejando pasar el tiempo. Un día menos para la caja, pensarán mientras ver caer el sol.
Sabes que has vuelto cuando pides una bombilla para la lámpara de tu habitación y la recepcionista del hotel te contesta que no tienen pero que la puedes comprar en Parapat. Señora si para llegar a Parapat tengo que coger un ferry! Sabes que has vuelto cuando encuentras en tu camino a un chico de no más de 30 años que lleva los últimos cuatro viajando. O cuando ves a los turistas paseando de la mano de jovencitas locales.Indonesia es un lugar diferente a todo lo que he visto hasta el momento. Un país ruinoso y áspero, un gigante a la deriva disperso en miles de islas perdidas en cualquier mapa. Disuelto y traicionado, con una identidad nacional más dispar que común y una religión, el Islam, que no es una sino muchas. Indonesia, un lugar primitivo en el que viven cerca de 300 grupos étnicos y se hablan más de 500 lenguas y dialectos diferentes, un país que vive una anormalidad tan grotesca que por su perpetuidad termina por ser simplemente normal. Una tierra hermosa de la que guardaré siempre un magnífico recuerdo.
4 comentarios:
despues de leerte entran gana de ir a para alli, ¿lo has escrito para captar visitantes?
confiesa estas a sueldo capitán cara-oscura
Pero ande has estao payo?
Has vuelto a las islas?
Besetes.
Que paso con el piso guey?
Estuve en el Lago Toba, en Sumatra. Muy chulo. A ver si la semana que viene puedo subir unas fotos.
Capitán Cara-Oscura?
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