lunes, 8 de diciembre de 2008

You Don't Mess With Seroja

Cuando uno se marcha a vivir a Asia por segunda vez lo hace con la lección aprendida. La experiencia es un grado y un año da mucho de sí como para volver a cometer errores típicos de primerizo. Te olvidas, por ejemplo, de meter jerseys o chaquetas en la maleta. Para qué si aquí uno siempre está asado. Camisetas ya no echas tantas porque por 50,000 rupias, 15 ringis o 40 amperios tienes el armario lleno de ellas. Y así con un montón de cosas más.

Uno vuelve a Asia por segunda vez y se cree que ya lo sabe todo. Cortarse el pelo en Indonesia es tan barato que uno ni siquiera piensa en pasarse por la peluquería los días antes del viaje. Doce euros de qué, si mañana me pelan por dos y encima me masajean las sienes. Así todo, llegué a Malasia con el pelo un poco largo y la intención de buscar una peluquería cuanto antes. Y entonces, ZAS! La primera en la frente, o más bien… la primera en la colleja.

Seroja no habla una palabra de inglés o al menos a mi no me la dirige. Por su habilidad con las tijeras, un corte allí y un corte acá, diría que por norma general no las usa para cortar el pelo a sus clientes. Sin embargo, Seroja te trasquila con la confianza de quien ya lo ha vivido todo. Su peluquería no es más que una habitación sencilla, sin estridencias ni lujos. Coge cuatro paredes cualquiera, mea en ellas durante dos semanas y tendrás el número 6 de la calle Sultán Abdullah, la peluquería de Seroja. Por no tener no tiene ni agua corriente por lo que, previo a meterte la tijera, llena el flu-flu directamente de una botella de agua de la que al mismo tiempo aprovecha para dar un traguito.

Al sentarme en la silla, fría y resbaladiza, de la peluquería de Seroja me doy cuenta de que el error ya está cometido. Cuando Seroja te mete la tijera ya no hay nada que hacer más que cerrar los ojos y rezar para que hoy no esté inspirado.

Cuanto termina, Seroja te acerca un espejo por detrás para que contemples su obra de arte. Tú te agarras a la silla con todas tus fuerzas y mantienes, con más fuerza aún, los ojos cerrados. Al abrirlos y verte el cogote descubres que la pesadilla no ha hecho más que empezar. La nuca te mide un palmo y medio y el pelo ahora te nace a la altura de las orejas. La espina dorsal termina pero a ti aún te queda un palmo hasta encontrarte con un solo pelo.

Satisfecho con su trabajo Seroja hace intención de masajearme el cuello, que ahora me llega más arriba del bulbo raquídeo… ni de coña Seroja.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Deivid, con esta foto seguro que entras en el record guinness. Jejejeje

Anónimo dijo...

queco, llevo una hora riéndome...jejejeje

Anónimo dijo...

Eres el primer glande con pelo que veo. Sin acritud.

Anónimo dijo...

Pues yo creo que estas mu guapo.
Es que mi dispirte....

Anónimo dijo...

menos mal q te queda un año para volver y te da tiempo a que te crezca...

Anónimo dijo...

Ya me gustaría que a mi me pudiesen dejar el pelo asín!!!!

Anónimo dijo...

Juas juas juas!!!!

Anónimo dijo...

El Seroja este parece de vallecas, que casualidad, el mismo corte de pelo que yo en.... Vete pa`ya y pídele daños y perjuicios. Feliz Navidad.