El ayuno durante el Ramadán, leo en una página cualquiera de Internet, sirve para aumentar y fortalecer la voluntad del ser humano frente a la tentación, pero yo siempre he pensado que, generalmente, las prohibiciones despiertan un anhelo de perseguir precisamente eso, aquello que nos está prohibido. Sin ir más lejos, eso es precisamente lo que me ha pasado hoy, todo el día soñando con comer. Así que sigo leyendo, practicar el ayuno hace saber al hombre las carencias y necesidades que sufren otras personas pues se pone en su lugar y se vuelve más solidario, y aunque a primera vista parezca algo frívolo, visto así quizá si tenga algún sentido.
El pensar que no iba a comer o beber nada durante las 12 horas siguientes me ha hecho levantarme un poco indeciso, algo así como si el día de hoy tuviese algo de especial. Al llegar a la oficina me he sentado junto al resto de compañeros en la cocina pero como no iba a desayunar en seguida me he marchado a mi mesa. Primera constatación, ayunar te da un montón de tiempo extra para dedicar a otras cosas, lo cual debe ser genial si lo empleas en leer el Corán o rezar en la mezquita pero que resulta una putada cuando no tienes nada que hacer en la oficina. Sobre las 10 de la mañana tu estómago empieza a despertar y nota que algo raro está sucediendo. A las 12, con todos los periódicos leídos, era incapaz de seguir engañándole, ya sabe que definitivamente algo no marcha bien, Ey! Qué pasa ahí arriba pavo? Dónde están el café y los muffin? Con lo bien que tu me tratas siempre!
La hora de la comida es, sin duda, el peor momento del día, sobre todo si, como yo, no tienes fe a la que agarrarte. El agujero en el estómago se había transformado en un pequeño dolorcillo y hablando con un amigo por el Messenger me dice, eso por hacer el tonto. Yo pensaba que era por hacer el ramadán, oiga.
Sin duda, ayuda el ver que algunos de mis compañeros tampoco se levantaban para comer y eso me ha dado algo de fuerzas para no mandar todo al carajo e ir con el resto a comer. Ayuda saber que lo que estaba haciendo hoy lo hacen millones de personas cada día. También anima el descubrir que, pese a lo que habéis votado (cabrones!), pasaban las horas y no me metía con nadie.
Ya entrada la tarde toca hacer callar al estómago y afinar el oído. El final del largo día de ayuno es anunciado, a eso de las siete de la tarde, por las mezquitas con un Allahy Akbar!. Después de un año quejándome de los gritos del cantejondo de los altavoces de la mezquita de enfrente de mi casa hoy, y sin que sirva de precedente, estaba con la oreja puesta esperando al tío del cante jondo.
…y eso es lo que está pasando precisamente ahora, así que con vuestro permiso, me voy a cenar!
El pensar que no iba a comer o beber nada durante las 12 horas siguientes me ha hecho levantarme un poco indeciso, algo así como si el día de hoy tuviese algo de especial. Al llegar a la oficina me he sentado junto al resto de compañeros en la cocina pero como no iba a desayunar en seguida me he marchado a mi mesa. Primera constatación, ayunar te da un montón de tiempo extra para dedicar a otras cosas, lo cual debe ser genial si lo empleas en leer el Corán o rezar en la mezquita pero que resulta una putada cuando no tienes nada que hacer en la oficina. Sobre las 10 de la mañana tu estómago empieza a despertar y nota que algo raro está sucediendo. A las 12, con todos los periódicos leídos, era incapaz de seguir engañándole, ya sabe que definitivamente algo no marcha bien, Ey! Qué pasa ahí arriba pavo? Dónde están el café y los muffin? Con lo bien que tu me tratas siempre!
La hora de la comida es, sin duda, el peor momento del día, sobre todo si, como yo, no tienes fe a la que agarrarte. El agujero en el estómago se había transformado en un pequeño dolorcillo y hablando con un amigo por el Messenger me dice, eso por hacer el tonto. Yo pensaba que era por hacer el ramadán, oiga.
Sin duda, ayuda el ver que algunos de mis compañeros tampoco se levantaban para comer y eso me ha dado algo de fuerzas para no mandar todo al carajo e ir con el resto a comer. Ayuda saber que lo que estaba haciendo hoy lo hacen millones de personas cada día. También anima el descubrir que, pese a lo que habéis votado (cabrones!), pasaban las horas y no me metía con nadie.
Ya entrada la tarde toca hacer callar al estómago y afinar el oído. El final del largo día de ayuno es anunciado, a eso de las siete de la tarde, por las mezquitas con un Allahy Akbar!. Después de un año quejándome de los gritos del cantejondo de los altavoces de la mezquita de enfrente de mi casa hoy, y sin que sirva de precedente, estaba con la oreja puesta esperando al tío del cante jondo.
…y eso es lo que está pasando precisamente ahora, así que con vuestro permiso, me voy a cenar!
5 comentarios:
Y de despues?
Atraco-n a las 3?
Endeve!
a ver si vuelves ya y recuperas los 92 kilos...
Lo siento:
Prueba no superada, el cabrones! sobraba.
Eso está impugnado ante el profeta
Buenas este va a ser el final del blog?
No va a haber un despedida y cierre con fuegos artificiales, himno de españa y carta de ajuste?
Vaya vaya.
Un abrazo.
No estaria mal un post con el resumen de los mejores momentos. En plan zapping del año, con fotukis y todo, no?
Venga lanzate una encuesta para ver que quiere tu publico como ultimo post del blog por aquellas tierras.
Besetes udianos.
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