lunes, 31 de diciembre de 2007

Nochevieja en un De Lorean

Al igual que las navidades, la nochevieja de este año promete ser inolvidable…
Inolvidable porque cambiaré las uvas del 31 por las uvas del 30. Comérmelas me las como. Cambiaré la San Silvestre por una carrera (siempre se nos hace tarde) por la Terminal internacional del Aeropuerto de Sidney, y los canapés por una cena de comida precocinada. Inolvidable porque cambio el sofa de casa por un asiento de ventanilla, las campanadas por turbulencias, el smoking de Ramonchu por azafatas de vestidos orientales, y el salón de casa, con Napo hasta arriba de Prozac, por un avión de la Singapour Airlines.
El día 31 a las 10 de la noche se me acaban las vacaciones y vuelo de Sidney a Yakarta con parada en Kuala Lumpur. Así que este es el año en el que no celebro la nochevieja y quizás el que más veces la celebre. Volar de Este a Oeste a media noche, atravesando 4 husos horarios, provocará que, aunque ya me haya comido las uvas una hora antes, otra vez quede poco para las campanadas. Mis últimos minutos del 2007 se convertirán, si no en el día, en la hora de la marmota. Atrapado en el tiempom, sin el “I Got You Babe” de Sony Bono y Cher, la canción que probablemente más suene en una misma película, pero con el iPod a toda pastilla para ponerle música a los cuatro deja vú y las 48 uvas que harán que llegue a Kuala Lumpur en… 2012? y que una vez en Yakarta tenga que evitar a mi yo de 2008, al de la moto en el taller y las cucarachas en la cocina, para no caer en una paradoja.
Sea como sea, en tierra o en el aire, cenando langostinos o desayunando fluzo... Feliz Año a todos.

martes, 18 de diciembre de 2007

Pesadilla Antes de Navidad

Como ya he contado antes, pese a las fechas en las que nos encontramos, aún no he visto ni un adorno, ni una barba blanca o ni un solo árbol con una estrella en la copa. A falta de papa noeles, la única referencia de la navidad en Yakarta son los duendes que fabrican y envuelven los regalos, en forma de indonesios solícitos de gorro rojo abridores de puertas de centros comerciales.

Por eso y porque no aguanto unas navidades sin navidad hago las maletas (mentira, la mochila roja no es una maleta) y me marcho 10 días a Australia, un lugar donde seguro es navidad desde la última vez que estuve. Salgo de Indonesia a disfrutar otra vez de una civilización civilizada y cambio sus 234 millones de indonesios en 1.919.000 km2 para estar más ancho entre los 21 millones de australianos y sus espaciosos 7.617.930 de km2. Voy a que me enseñen Sidney y a tomar el sol en las escaleras de su Opera, a pasar una nochebuena al rojo vivo de sus treinta y tantos grados en las Blue Mountains y a recorrer en caballito la Great Ocean Road. Volveré a los Backpackers escoceses sin el Patata, buscaré el apostol número 12, el Judas que se les escapó a mi hermano y al Ci y cambiaré las cervezas y las pizzas del Tailer por un café mañanero para ver de nuevo un Barça-Madrid a horas intempestivas (en Cuba ya ganamos con goles de Macmanaman y Zidane).

El momento se acerca y una sensación agridulce me invade. De ahí el título de la entrada. Antes del merecido disfrute de mis vacaciones australes me tengo que ver las caras con el departamento de inmigración australiano. Otra vez. Pesadilla porque ya nos conocemos y pesadilla porque no nos llevamos bien.

Pero eso ya es otra historia. Hasta entonces y por si no nos vemos antes del 25, Selamat Hari Natal, Merry Christmas y Feliz Navidad a todos.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Gato por Navidad

Como habréis leído ya, primer día en moto y primera vez que me quedo tirado sin gasolina. O al menos eso es lo que yo pensaba. Con la misma ilusión que cualquier niño la mañana de reyes, hoy me he levantado, he llenado el deposito de gasolina y ciento cuarenta intentos (y muchas carcajadas de los seguratas de mi apartamento después), la moto no ha arrancado. Is dead mister, me decían ellos, La madre que me..., me decía yo.

En la vida de cualquiera de nosotros hay veces en que todo te sale mal. Si transformas la frase, utilizando el antónimo más universal que existe, y cambias el mal por el bien, ya estás en Indonesia. Aquí, hay veces en que todo te sale bien. Lo normal es que no sea así. Por lo que leo en los blogs de mis compañeros, el “quién me pone la pierna encima” es e
l grito de guerra de cualquier expatriado en un país del tercer mundo. Amir y Max, han tenido amebas en el estómago del tamaño de Chip y Chop y han perdido unos 15 kilos entre los dos. A Alfredo le han robado, no una, sino dos veces (cámara, móvil y dinero). Buj-Riad denuncia que le han quitado la cruz al escudo del Barça y no siendo suficiente el no poder salir del país, ni siquiera puede recibir visitas. Patxi-DF no se atreve ni a ir a la peluquería. Charly-Angola y su becario informático han decidido dejar la beca. Y así podríamos seguir…

Y que esto se me ha pasado por la cabeza calle arriba. Con 32 grados temperatura y un 84% de humedad. Con la camiseta sudadísima y pegadísima al cuerpo. Con mucha hambre y deseando cambiar un plato de n
asi goreng por un buen trozo de carne… Que todo esto lo he pensado calle arriba, buscando un taller abierto y con el gato a cuestas.

viernes, 14 de diciembre de 2007

viernes, 7 de diciembre de 2007

La vida pasa & The Goonies Never Say Die

La vida pasa y me doy cuenta de que ya estoy hecho casi completamente al país y por eso que ciertas cosas ya no me sorprenden pero que hay muchas otras que empiezo a extrañar.

Al igual que millones de indonesios hoy he ido y he vuelto (que al fin y al cabo es de que lo que se trata) al trabajo en moto. Aún no tengo la mía propia, está al caer, y aprovechando que Max está en Surabaya me he agenciado la suya. Montar en moto no es más difícil que montar en bici. Montar en moto por Yakarta es más como echar una partida al Afterburner. Casi ná.


El tiempo pasa y hace unos días me encontré con la desagradable sorpresa de que el cajero no me quería dar dinero. Dámelo cabrón que es mío, le grité, pero nada. Entre mi gestor de cuentas en Madrid, el sr. Benito, y mr.Patata, (gracias a los dos) descubrieron que me había
n cancelado las tarjetas de crédito ¿el motivo? Intento de fraude. Entre otros muchos logros, Indonesia posé un meritorio primer puesto en clonación de tarjetas. Ya he conseguido arreglar el tema pero durante 72h estuve sin dinero y tuve que pedir prestado 5.000.000 de rupias a un compañero. Casi ná.

Ni el tiempo se para, ni el pelo deja de crecer, ni todo en Yakarta tiene porque ser malo. Esta semana fui a la peluquería y por 1,75 euros me hice un corte a lo indo que a parte del peláo incluye masaje en sienes y frente, además de un crujimiento de cuello a lo Stevan Seagal.

El año va tocando a su fin y ya casi estamos en navidad. Al menos eso dice el calendario. En España es fácil saber cuándo empieza. Si pones la tele y están echando los Gremlins, los Goonies o E.T, ya te puedes ir poniendo el gorro de papa Noel, la navidad ya ha llegado. Aquí, sin embargo, ni luces, ni Cortilandia, ni pelis. Cada año se celebran en Indonesia seis años nuevos, el año nuevo chino, el año nuevo hindú, el año nuevo budista, el año nuevo a secas (que debe ser el nuestro) y el año nuevo musulmán, que al ir con el calendario lunar, se celebra dos veces.
Casi ná. Me imagino que con tanta celebración las cintas de vídeo se les quemaron a los dos años de comprarlas y, por ende, me temo que éstas van a ser mis primeras navidades sin los Goonies.

martes, 4 de diciembre de 2007

Chip y Chop

Cada vez que entro en la cocina... ahí están. Enciendo la luz y las veo. Se quedan mirándome un instante y enseguida echan a correr. Oyen un ruido o alguien que se acerca y en un momento se han esfumado. Subes la tapa que cubre los fuegos y las ves. Pestañeas y ya no las ves.

Así son ellas, Chip y Chop, como ya las he bautizado. Para ellas cualquier momento del día es bueno para hacer una fiesta en los fuegos de la cocina o para salir a hurtadillas a buscar algo que cenar. Chip, la más inteligente, es la que está al mando. De un tono algo más rojizo, siempre encuentra el escondite ideal antes que su compañera. Esa es la que más odio. Chop, tiene las antenas más largas y quizá por eso sea algo más lerda. Si algún día acabo con ellas será por una torpeza suya. Ese día, ahí estaré, preparado para sacarlas el juguillo de un pisotón.

Ellas son las estrellas. A mi me ha tocado el papel del malo de los dibus. Cuando hacían de rabiar a Pluto o a Donald, qué graciosas y qué simpáticas, nos gustaban a todos. Ahora me hacen de rabiar a mi y maldita la gracia. Y qué decir de las celebraciones de Ronaldo y de Robinho, hilarante. Luego está ese instante en que nuestras miradas se cruzan. Entonces, el tiempo se congela, y juro que puedo ver como se ríen. Se ríen de mi, pienso, y furioso pongo el gas a tope, mientras con una risa de desquiciado grito “a jodeeerse” ¿A quién pretendo engañar? Se dice que estos bichejos son capaces de sobrevivir a una bomba atómica (ni Einstein fue capaz oigan!). Efectivamente, al día siguiente siguen ahí. Riéndose de mi. Aunque no hacen ruido sé que están y entonces el que termina jodido soy yo.


domingo, 2 de diciembre de 2007

If you leave me now...

Aeropuerto de Yakarta, hace dos meses. Oye, hasta el consejero ha venido a recibirnos, digo al ver aquel pelo blanco. Que no tu, que este es el otro becario, me dice Alfredo. El valenciano? Repito yo extrañado, pues está un poquito mayor para la edad que tiene, no? Eso fue lo primero que pensé al verle. Mucho más suave que aquello que se le pasó a el por la cabeza horas más tarde en la oficina, no se podía haber sentado a mi lado otro que no fuera el puto madrileño, joder!

Hoy se marcha Raúl, el abuelo de las historias, experto en dar consejo e imitador de consejeros. El mismo que cuando le dijeron que le habían dado Yakarta contestó, qué carta? a mi no me han dado ninguna carta. Max, becario de inversiones, recoge su testigo y desde hoy se convierte en el nuevo becario de diversiones. No olvidamos todos los viajes y excursiones que nos has preparado y perdonado quedas si alguna vez en tierra nos hemos quedado. Te marchas con la intención de volver. Si ennoviado o divorciado, eso está por ver.

Y que se entere la Mari! que nos deja como se vino. Casto y leal, y puro como el primer día. Con algo más de tino en el arte del billar pero con la promesa cumplida de no fo…! Y la de bromas que has tenido que soportar sobre el tema, cada noche a las diez cibersexo con la nena. Y qué decir de tu apartamento? Vaya nido de cucarachas amigo. Si te ha costado más despedirte de ellas que de nosotros. Bueno, no te vayas triste que yo pasaré a echarlas de comer un par de veces por semana y cuidaré especialmente de aquella tu preferida, la rojita de las cosquillas por la espalda al amanecer.

Ya llevo dos meses aquí y hoy se marcha Raúl, el becario de Muro de Alcoy. Con una palmada en la espalda y un, joder chaval! no te queda nada.