miércoles, 31 de octubre de 2007

martes, 30 de octubre de 2007

El Hijo de krakatoa

Lo que en principio iba a ser un fin de semana de tirados en la playa acabó por convertirse en treking por mitad de la jungla y visitas a volcanes activos.

El sábado, aun vestidos de playa, nos encontramos con un sendero que sube montaña arriba y que reza algo así como Taman wisata alam “camino a las cataratas”. Pensamos que tiene buena pinta y no dejamos que el ir en chanclas, en bermudas y sin loción antimosquito nos eche para atrás. Tras unas tres horas de caminata cuesta arriba y un millón de picaduras de mosquito después, tras remontar un río descalzos y temer por una riada que gracias a Dios nunca llegó, llegamos a una cascada y a un salto de 15 metros. Ni que decir tiene que el chaval fue el único becario que le echó huevos al asunto y saltó, aunque a favor de mis compañeros también ahí que decir que hasta ahora el único pringáo que ha tenido que visitar el hospital se moi.Antes de seguir con las fotos del domingo, un poco de historia: El Krakatoa no existe a día de hoy ya que una explosión equivalente a 10.000 bombas atómicas de Hiroshima en 1883, la más violenta registrada en la historia, lo hizo desaparecer. El tsunami que produjo dio la vuelta al mundo varias veces. En 1927, otra explosión hizo emerger del mar otro volcán, el Anak Krakatoa (el hijo de Krakatoa). Los expertos aseguran que algún día el nuevo volcán reventará quizá con la misma fuerza con que lo hizo su antecesor. Todavía despiertos? Pues seguimos…

El domingo, ya avanzadas las negociaciones para visitar el volcán, nos despertamos con un sms del guía que dice así: Anak Krakatoa active every 5 minutes, Krakatoa still sleeping. Pese a que el still no nos da mucha confianza nos plantamos a las 7 de la mañana dispuestos a poner rumbo hacia el volcán. Tardamos unas dos horas en barco y al llegar no
s encontramos con la buena, que no sensata, noticia de que dos vulcanólogos del gobierno van a visitar la isla para medir la actividad y que vamos a poder desembarcar y dar una vuelta por la isla. Pisamos tierra por el lado opuesto a la boca de la caldera y el calor es tan agobiante que hasta el respirar se hace difícil. Cuanto más alto, más queman los pies y más altos se escuchan los eructos. Unos becarios pasean por Sunset Boulevard, otros por Hyde Park. Nosotros paseamos por el Krakatoa en actividad. No añado más, las fotos hablan por sí solas....Y yo, que me acuerdo de las noches club y del Ge fumando y haciendo el Krakatoa ;-)

jueves, 25 de octubre de 2007

Suatu Hari Di Dalam Hidupku

La traducción de tan exótico título sería, Un día en mi vida...
Me levanto a las 8.00, con 30 grados a la sombra y congelado de frío por el aire acondicionado. Sesión de afeitado (si toca) y ducha rápida. Salgo y toca revisión corporal. Hoy sólo tenía unos granitos en un dedo. Antes de ayer tenía toda la pierna acribillada. Por culpa del agua que sale del grifo, me entran arcadas al lavarme los dientes. De un color parecido al pis, siempre sale tibia, y desprende un olor que dependiendo del día, va de corrompido/desagradable/un par de arcadas a fétido/inaguantable/rozando el vómito.

Entramos a trabajar a las 8.30 y pero los chavales no sale de casa hasta las 8.35. Nos peleamos para conseguir un taxi y a las nueve ya estoy en la oficina, tomando café, que como nos lo tenemos que hacer nosotros pues ya cuenta como trabajo. Nur, muy maja ella, baja a por la comida y a las 13 ya estamos todos, en una sala presidida por S.M. el Rey, comiendo a dos carrillos. Aquí todo es picante (la comida también). Panda de colonialistas y clasistas que somos, el personal indonesio por un lado y nosotros por otro.Hasta las 16.30 sigo en el trabajo. Si trabajo o no ya es otro tema. A las 17.00 toca sesión de billar con Raúl. El pobre es igual de malo que yo así que nos consolamos cuando al acabar una partida sale una solícita camarera de debajo de una piedra y nos vuelve a colocar las bolas (de billar) para que empecemos otra partida. Qué clase! qué país! Además, si alguno llega tarde puedes pedirle a una camarera que juegue contigo (al billar), el día que gane una partida aviso.

A las 18.00 se hace de noche y si no sale ningún plan (partidito de tenis, alargar el billar con unas cañas, sesión de masaje hmm, etc.) nos marchamos a casa. Luego, dependiendo del día, cena fuera o cena en casa. Si fuera, por unos 6 euros, marroquí, japonés o italiano. Todos de gran lujo. Si en casa, comida del indonesio de abajo o pasta en casa de Max (the italian trainee), no vayamos a ensuciar la cocina. Mis habilidades culinarias se ven mermadas en este país, no hay manera de hacer sándwiches sin jamón de york. La habitual juerga nocturna de los jueves aquí se traslada al miércoles, cena y copas. El único sentido que le encuentro al cambio es que los viernes la comunidad de expats sale de viaje de fin de semana a explorar el país y no estaría bien empezar con resaca.
Rociamos bien la habitación de antimosquito y listos. Al sobre!… los fines de semana ya son otra cosa. Tratamos de salir siempre de Yakarta porque la ciudad no ofrece mucho. Hoy salimos hacia Carita en busca del Krakatoa, al oeste de Java.

martes, 23 de octubre de 2007

About the broken toe

No tengo intención de desvelar cómo fue, pero a petición de mis queridos lectores, usease usted, abrimos una nueva encuesta para decidir entre todos cuál es la manera más estúpida de romperse un dedo del pie. Veáse...a. Paseando la tabla de surf, que lo de meterla al agua es otra historia
b. Extraño accidente con un bote de colonia, al estilo Santi Cañizares
c. En la cama, soñando con la final del mundial (remate al palo)
d. En realidad no está roto y ya no sé como llamar la atención

Sólo añadir que el dedo dolía mucho. Que del golpe se me salió y que por voluntad propia decidió tumbarse sobre sus cuatro hermanitos. Que al principio sólo veía estrellas. Que no me caí al suelo sino que comencé, como dice la canción, un viaje por galaxias infinitas hacia el sol. Que cuando por fin aterricé, armado de valor, decidí, con un tirón y un ¡crack!, devolverlo a su posición original. Y que después el dedo ya no era dedo, se había reconvertido en el dedo-melón.

Ahora, no sufran por mí. Ya estamos mejor. Tras una visita a un médico como Dios manda, alemán nada menos, me confirman que la fractura no es muy grande, que me deje de escayolas y que a partir de esta semana empiece a apoyar. Así que fuerte como un alemán, desde el lunes ando (más bien cojeando) sin yesos, vendas, ni muletas.

miércoles, 17 de octubre de 2007

...Y Bali era una fiesta

Bali... Part I – Arriving and kissing the saint

Espero no levantar ampollas entre el resto de becarios pero no llevamos ni semana y media en destino y ya nos damos de frente con 5 días de vacaciones en la playa. Y nada menos que en Bali.

Dejamos Yakarta el jueves 11 para, dentro del mismo país, encontrar un mundo diferente. Aterrizamos de noche, en un pista bacheada a pie de playa y, por fin sin polución, vemos las estrellas de este hemisferio. El driver que hemos contratado para todo el viaje, John Wayne, nos espera puntual y nos lleva a un restaurante a pie de playa en el que por poco más de 15 euros nos ponemos finos a marisco (28 navidades sin probarlo y ahora le cojo el gustillo). Para no seguir hiriendo sensibilidades omitiré el contar cosas como q
ue la villa que alquilamos sólo tenía camas de 2x2 metros y que, aunque no sonrió ni una vez la jodía, teníamos asistenta (Breakfast Mister?) disponible las 24 horas.

El viernes comenzamos las clases de buceo con el Dive Master Johny Sweta. Imaginen a cinco becarios al más puro estilo CECO dormidos en frente de un televisor con un video explicativo y comprenderán lo duro de las lecciones. Las prácticas las hacemos en una piscina, ahora quítate las gafas, ahora te las pones. Ahora haz como si te ahogases que yo te salvo y ahora, chaval, ya estás listo para echarte a la mar.

Bali… Part II – diving, sharks and a broken toe

El sábado era el gran día y en verdad que lo fue. Llegamos a Isla Tortug
a, qué mítico, con 15 kilos de equipo y apenas 4 horas de sueño y, antes de darnos cuenta, ya estábamos a 12 metros bajo el agua. Qué sensación! La única manera de describirla es diciendo (topicazo al canto) que me sentí como pez en el agua. Ni siquiera el avistamiento y posterior acercamiento de dos tiburones (de unos dos metros cada uno y no va de coña) consiguieron arrebatarme el tópico y la sensación de paz.

Por la tarde en casa, ni paz ni hostias. No contaré cómo, pero al más puro estilo Amavisca a eso de las 5 de la tarde me luxo y me fracturo el dedo gordo del pie.
Haciendo surf, jugando al voley-playa o pegándome el ostión más tonto del mundo (ustedes deciden), el caso es que debo ostentar el dudoso honor de haber estrenado la póliza de accidentes de la presente promoción (Olé!). Imaginen la situación en el hospital. Cinco doctores consultando el libro gordo de Petete sin saber bien por dónde empezar, 7 enfermeras que no se aclaran en cómo escayolar una pierna (de arriba abajo o de abajo arriba) y el chaval, boca abajo en la camilla, que no se lo puede de creer.Bali… Part III – Wrecked ships, no problem

Tras una pequeña charla con Michael Sweta pensamos que qué más da un hueso roto entre doscientos y pico sanos. Y que, qué cojones, que si te quitas la escayola No problem, you can dive. Así que al rato ahí estaba el chaval buceando entre lo que queda del USS Liberty, hundido por un torpedo japonés durante la Segunda Guerra Mundial y dándole los buenos días a una barracuda, bonitos dientes señora!

Lunes y martes, ahora muletas ahora silla de ruedas, a visitar la isla. Aquí hay más templos que iglesias en toda Castilla y muchos de ellos están habitados por monos. El macaco cangrejero, más conocido como el macabrón balinés, no era lo que andaba buscando yo cuando pensé en agenciarme un mayormono para que me hiciera la cena y las notas sectoria
les del Icex.

Visitamos el volcán sagrado Gunung Agung, nos invitan a paella en el Barcelona-Bali, vemos el atardecer en el KUDÉTA, y aunque Yo-aquí-me-quedaba, me vuelvo a Yakarta con la intención de escribir al ICEX… y para cuando una oficina en Bali, jefe.

jueves, 11 de octubre de 2007

Nicolás, por fin!

Querido Nicolás:

Siento no haber estado ahí el día en que viniste al mundo, pero cuánto me alegro de que por fin lo hayas hecho.

10 de octubre. Perdido en mitad de una ciudad de 14 millones de habitantes, peleando con un taxista en un idioma que por el momento me viene grande y haciendo cuentas para irme de viaje a un lugar todavía más lejos. Así he recibido la noticia. Ha sido mi hermano, tu padre, quien algo menos sereno que de costumbre me lo ha contado todo. Me dice que ya vienes con pelo y con unas pestañas larguísimas (que tiemble Pe), que como papá al volver de Australia, llegas con buen peso y que por el momento te estás portando muy bien.

10 de octubre. No podías haber escogido mejor número. Yo pensé que te resistías porque no querías robarme el protagonismo de mis últimos días por allí. No tenías que tomarte la molestia, pensaba yo. Y, sin embargo, ahora comprendo que tú estabas haciendo tus cuentas y que querías que todo saliese redondo. Habías elegido el día 10 para nacer. Y, por si fuera poco, 10 del 10. El número de los grandes. El 10 de Maradona.

10 de octubre, hoy empieza todo para ti. También para tus papas, que después de tantos años hoy dejan de ser dos. Lolo y Julia, que se marchan de Embajadores y del centro andando a diez minutos para que a ti no te falte nada y crezcas como lo hicimos nosotros, entre un pinar y un olivar. Como a Indiana Jones, tu padre te quería poner el nombre del perro. Los de Andrés siempre tuvimos especial debilidad por Indi (quien sabe si en un par de años no vamos todos juntos a ver la cuarta). Por fortuna, los Barreiro son más gente seria y Nicolás pase, pero de Napoleón, NI HABLAR! Por cierto, ya lo iremos viendo, pero en nuestra pandilla, (eh, Ci? Eh, Ge?) Nicolás es un nombre largísimo y muy retorcido, así que vete acostumbrado a Nico, porque Ny ya está cogido.


10 de octubre. Hoy ha sido el primer día aquí en que he eché de menos estar allí. Por primera vez he cenado sólo en mi apartamento, que tanto restaurante ya viene pesando, descansando de la pachanguita de fútbol y de la humedad de ahí afuera. Me he preparado unos sándwiches de pavo y queso, que aquí el jamón no está bien visto, y pasándome el Ramadán por allí, he abierto una cerveza y he brindado por tí.

domingo, 7 de octubre de 2007

This is Jakarta… Maaadre mía!

Maaadre mía! Alguien me pegó esa frase recientemente y desde que llegué a Indonesia es casi la único que sale de mi boca. No llevo la cuenta pero la he debido de repetir cerca de un millón de veces. Es la expresión ideal aquí para uno de allí, ya que sirve tanto para lo bueno como para lo malo.
Maaadre mía! Después de cinco días aun no he visto el sol. Yakarta es la segunda ciudad más contaminada del mundo y el aire se hace a veces irrespirable. Hay una capa de mierda-smog que cubre el cielo constantemente y un olor, mezcla de alcantarilla, fritanga y gasolina con plomo (mucho plomo), al que no sé si uno puede llegar a acostumbrarse. Las calles no tienen aceras por lo que no se puede andar si quiera un par de manzanas sin arriesgarse a morir atropellado (cuánto voy a echar de menos andar). El tráfico es… maaadre mía! parece increíble que aun no haya visto un solo accidente. Hay tantas motos y es tal el caos que me río yo de Roma. Aunque a menudo lo hacen por la derecha, marcha atrás y en dirección prohibida, las pocas señales que hay aquí indican que se conduce por la izquierda. Los coches, todos japoneses, no deben de tener intermitentes porque todavía no he visto ninguno y la velocidad no se mide en km/h sino en pitadas por minuto (creo que te multan si no alcanzas las 60 pitadas a la hora).Maaadre mía! Yakarta es una ciudad que no duerme. La gente se pasa el día tirada en la calle sin otra cosa mejor que hacer que dejar pasar el tiempo. Al pasar a su lado, te miran con ojos curiosos y, lejos de avasallarte en busca de una limosna, te saludan e incluso te dedican una sonrisa. Todo el mundo trata al occidental, o bulé como nos llaman por aquí, con un respeto imposible de encontrar en occidente. Me da la sensación de que se comportan como cuando eras pequeño e ibas de visita a casa de esos tíos de su padre que sólo veías una vez cada dos años y no sabías bien cómo actuar. Cuando te diriges a ellos te contestan con una sonrisa tímida y, como cuando eramos niños, se les nota nerviosos. Y... maaadre mía! qué bien voy a vivir. La asignación me va a permitir pasar un año a cuerpo de rey. Puedo cenar en restaurantes a los que en Madrid sólo podría ir con papá y mamá, moverme siempre en takxi, ir a fiestas privadas en casas lujosas o vivir en un apartamento con gimnasio, sauna y piscina.
Bueno, estas son algunas de mis primeras impresionas. En cuanto pueda contaré más y mejor… la oficina, mis compañeros y… maaadre mía! el viaje a Bali del próximo jueves…

lunes, 1 de octubre de 2007

Time´s Up, Time´s Over. It´s Time to Go.

Llegó la hora de partir y menudo estrés. Bff! después de tres meses sin pegar un palo al agua me encuentro con que mañana me marcho y que aun no tengo teléfono. Que pese a que he probado 999 combinaciones dos vces seguidas, el dichoso candado de la maleta no quiere abrir. Me voy en apenas 24 horas y las tarjetas del Citybank no han llegado, que no sé a que hora salgo porque he perdido el correo con los datos del billete y aun tengo que despedirme de las abuelas y de los padres de mis amigos. Y encima tengo que sacar a la perra.

Me marcho y trato de no pensar en todo lo que dejo atrás. La familia, o mejor dicho, las dos familias. Los amigos y las noches con los tres amigos del Club. Las comidas de mamá y los paseos por Madrid. A mi sobrino (Nicolás o Napoleón, o Nicolás-Napoleón), el primogénito, que aun sin tapón se resiste a nacer y que de momento no conoceré más que en foto. A Napo, que en la foto me ayuda a cerrar la maleta, y a Chimba, que luego me ayudará con el candado. Me marcho dejando a dos abuelas tan confusas como tristes. No entienden por qué un chaval al que no le falta de nada renuncia a todo para marcharse un año a trabajar al otro lado del mundo. Dejo a la pobre de Dorotea con la idea de que me voy a la mili y me compara con mi tio, aquel que hace 40 años se fue al Sidi Ifni a pegarse de tiros con los moros, y que se alegra cada vez que la recuerdo que me voy a la playa, a hacer el amor y no la guerra. Me voy sin ver mi piso, ese que alguien (ejem!) deberá de pagar mientras estoy lejos...

Pero bueno, ya tendré tiempo de echar de menos todo eso. De momento me conformo con pensar sobre lo que me espera.

Me marcho con mi maleta llena de camisetas y mi eterna mochila roja. Mis zurroncillos y la música de mi iPod. Me voy con mi pasaporte diplomático en el que Su Majestad el Rey ordena a las autoridades civiles y militares me dejen transitar libremente y no me pongan impedimento alguno en mis viajes; antes bien, le den todo el favor y ayuda que necesitare por convenir así al bien del servicio nacional. Me llevo una guía de Bali que prometo explorar tan a fondo como hondos están los arrecifes de coral en los que bucearé. Cual Conde Almásy, me marcho con un libro bajo el brazo en el que ya guardo cartas, fotos y bigliettos de tren. No son las historias de Heródoto sino cien hojas en blanco en forma de Moleskine para reflexionar y dibujar, y para (en plan modernito) ir dándole forma a este blog. En fin, que me marcho y lo hago colmado de muestras de amistad y generosidad. Son aquellos que más cerca tengo los que más y mejor se han portado estos últimos días.

A todos, gracias. Nos vemos dentro de poco. Muy poco.