Se va acercando la hora de marcharme y, por ende, el momento de los preparativos. Ya tengo una maleta con 20 kilos en pareos, chanclas y crema bronceadora. He visitado la embajada de Indonesia, que con tanto papel y tan poca luz parece una comisaría de los años ochenta, y he preparado el visado. Tengo el billete y el anticipo del ICEX. He empezado a despedirme de amigos, enemigos y familiares. Y, quizá lo más importante para mi estancia allí, estoy en medio del proceso de vacunación (tres tandas, 12 pinchazos. OLÉ!).
El primer día tuve una cita con una doctora que me preguntó por mi viaje y me explicó los riesgos a los que me iba a exponer allí. Me dio una lista de medicamentos y utensilios que debía llevar. Desde el Malarone, que previene la malaria y cuesta 56 euros para un viaje de tan sólo cuatro días, hasta una mosquitera para la cama. En el Coronel Tapioca están muy bien de precio, me dijo. Me explicó qué vacunas eran más fuertes y cuáles me podían hacer reacción. Me dijo que para la encefalitis japonesa te meten una buena dosis de, palabras textuales, "bicho vivo", para que te hagas inmune. A mi cabeza vino la escena de MATRIX en la que le meten a NEO un bicho que es como una gamba pero de hierro por el ombligo. Me tengo que quitar el piercing? pregunté.
Una vez sentado en la consulta tuve la sensación de que volvía al pasado. Mientras la doctora preparaba las jeringuillas me acordé de cuantas veces había pasado por ese mismo mal trago cuando era pequeño y cuán lejos me quedaba todo aquello. Los olores, la luz de hospital, la sensación de vulnerabilidad, todo me llevaba al pasado. Andaba preguntándome si me darían una piruleta o si, como no había venido mi madre, la tendría que pedir yo mismo cuando de repente... ZAS! el primer pinchazo. Mmm! vaya, no ha sido para tanto. Once más y listo.
Estas son las vacunas que me han puesto o que me van a poner. Que no se asusten mis queridos visitantes (Beni, ya sabemos de tus fobias a las jeringuillas), que para ir un par de semanas sólo hacen falta dos o tres y además a mi no me han dado apenas reacción.
- Rabia (por si viene mi primo a verme)
- Hepatítis B (2 dosis)
- Fiebre tifoidea (2 dosis)
- Encefalítis Japonesa (2 dosis)
- Tétanos (por si la gamba de hierro está oxidada)
- Polio
- Ictericia (que es contra la bilirrubina, así que ya no creo que me suba)
Por cierto, nada de caramelos ni piruletas. Guardaba la esperanza de que al menos me dieran uno de aquellos palos de madera que te metían en la boca para verte las anginas pero ni eso. Vaya país! cómo está la sanidad!